Objetivo 6: Agua limpia y saneamiento
El acceso a agua apta para el consumo y a saneamiento, así como la gestión racional de los ecosistemas de agua dulce, son esenciales para la salud humana, la sostenibilidad del medio ambiente y la prosperidad económica.
Aunque la situación ha mejorado en los últimos años, todavía muchos millones de personas —la mayoría de ellas en zonas rurales— carecen de fuentes mejoradas de agua potable o de instalaciones de saneamiento mejoradas, y más de 2.000 millones viven en países con elevado estrés por déficit hídrico, lo que indica grandes probabilidades de escasez de agua en el futuro.
Si en muchos países occidentales (foto de abajo) resulta natural abrir un grifo y obtener agua tratada y de calidad, en muchos otros (foto de arriba) conseguir agua —a menudo no tratada— no es tarea fácil, como tampoco lo es conservarla adecuadamente. Por ello, es un imperativo ético para los primeros el uso racional y cuidadoso del agua, evitando cualquier desperdicio.
Entre las metas del Objetivo 6 (Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos) para 2030 están lograr el acceso universal y equitativo al agua potable y a los servicios de saneamiento y poner fin a la defecación al aire libre, y mejorar la calidad del agua reduciendo la contaminación, eliminando los vertidos y minimizando la emisión de productos químicos y materiales peligrosos, reduciendo a la mitad el porcentaje de aguas residuales sin tratar y aumentando el reciclado y la reutilización sin riesgos.