Medicalización de los procesos reproductores: la cesárea
En los años ochenta del siglo pasado, todavía en torno al 16% de los partos ocurrían en domicilio, reduciéndose a menos del 1%, a partir de 1990, cuando cambia el perfil de las mujeres que daban a luz en casa, mayoritariamente rurales y sanas. La institucionalización del parto en maternidades y los correspondientes protocolos de actuación contribuyeron a reducir la morbimortalidad maternoinfantil. Los protocolos incluían intervenciones sistemáticas para reducir el riesgo en morbimortalidad materno-fetal (cesárea), para aliviar la sensación dolorosa de las contracciones del parto (analgesia epidural), o para facilitar el parto y reducir su duración (oxitocina, maniobras manuales, episiotomía, fórceps).
En las últimas décadas, las intervenciones no necesarias (incluida la cesárea) aumentaron considerablemente en todo el mundo, aunque de manera desigual. Nuestra especie está evolutivamente diseñada para parir vaginalmente, lo que además permite que las bacterias maternas puedan colonizar el tracto gastrointestinal del feto mientras atraviesa el canal del parto y estimular la maduración de su sistema inmunitario. La cesárea innecesaria presenta numerosas consecuencias negativas para fetos y madres. En los fetos nacidos por cesárea aumenta el riesgo de alteración de su sistema inmunitario, porque al eliminar su exposición a la diversa microbiomasa intestinal materna se aumenta su probabilidad de sufrir alergia, atopia y asma.
En 2015, en su Declaración de la OMS sobre tasas de cesárea, este organismo internacional estableció que las cesáreas tienen más riesgos que los partos vaginales, pero que entre el 10 y el 15% de los partos presentan situaciones de riesgo que se pueden reducir practicando una cesárea. Aumentar la tasa de cesáreas por encima esos límites no se asocia con una reducción paralela en las tasas de mortalidad materna y neonatal. Entre las pocas poblaciones que mantienen sus tasas de cesáreas en los valores recomendados destacan Noruega y Holanda en Europa, y la Comunidad Autónoma Vasca en España.
En 2018, el 21% de los nacimientos en el mundo fueron cesáreas, con las menores tasas (próximas a lo recomendado por OMS), las indicadas de Noruega y Holanda; las máximas, superiores al 50%, en República Dominicana, Brasil, Egipto y Turquía; mientras que en China y México oscilan entre el 40 y el 50%. Ese año hubo en España un 26,2% de cesáreas, y en la Comunidad Autónoma de Madrid, un 28,5. Sin embargo, los datos del Portal de Salud del Gobierno Regional evidencian una gran diversidad entre los 24 hospitales de la región madrileña, entre el 12,3y el 28,5%. Nuestros resultados de una maternidad madrileña, también evidenciaron significativas diferencias en las tasas de cesárea por origen materno, muy inferiores entre las extranjeras. [Cristina Bernis]