La migración, una constante en nuestra historia biológica  

La migración, una constante en nuestra historia biológica  
1908. «Migrantes», Ventura Álvarez Sala. Desde principios del siglo XIX, Asturias estuvo sometida a una intensa migración, entonces mayoritariamente rural y masculina. Las mujeres se incorporan después, en la diáspora hacia Europa. La población actual, muy envejecida, se ha restructurado en los núcleos urbanos, frente a más 3.000 localidades con menos de 10 habitantes y de otras 300 con solo uno © Museo del Prado

La migración, una constante en nuestra historia biológica  

Somos una especie biocultural, formada por unidades reproductoras o poblaciones que comparten las características de su ciclo vital, pero que mantienen una gran variabilidad fenotípica visible, moldeada por tres procesos evolutivos básicos: la migración, la adaptación biológica (al medio físico, biológico y cultural) y reproducción (entre las poblaciones así diferenciadas). A ellos se suma nuestra capacidad de aclimatación, que permite el ajuste fisiológico, individual a los mismos condicionantes ambientales.

La migración ha caracterizado a nuestra especie que, desde su origen ecuatorial en África, se expandió por todos los continentes, ocupando muy diferentes ecosistemas. La expansión por continentes se completó en su primera etapa de caza y recolección de vida nómada, la más prolongada de nuestra historia biológica (más de 200.000), y se ha mantenido hasta nuestros días.

La reproducción es el proceso que asegura la continuidad de las poblaciones y modula su variabilidad fenotípica a través de los comportamientos reproductivos que definen el tipo de unión (desde la consanguinidad al mestizaje), las edades de inicio y finalización del proceso, el tamaño familiar medio y el número de descendientes que a su vez se reproducen.

La adaptación es el resultado de la reproducción diferencial de fenotipos alternos en determinadas condiciones ambientales porque aumentan sus expectativas a largo plazo para reproducirse con éxito. Los fenotipos mejor adaptados dejan más descendientes que los fenotipos alternativos, porque tienen mayores tamaños familiares, son más viables o ambos factores. El ambiente físico —a través de la radiación solar, la temperatura o la altitud— y el ambiente biológico —a través de la nutrición y la enfermedad— han moldeado nuestra diversidad fenotípica.

La aclimatación o ajuste es el resultado de respuestas fisiológicas a los mismos determinantes ambientales, que pueden ser puntuales (como el bronceado frente a la radiación solar) o permanentes, más complejas, como la insuficiente disponibilidad energética durante las etapas de crecimiento y maduración (que llamamos «ajuste durante el desarrollo»). [Cristina Bernis]