La identificación en la infancia
La identificación obligatoria de la infancia es un derecho y una protección para los menores, pero, a nivel mundial, más de la cuarta parte de los nacimientos ni siquiera se registran. Los niños y las niñas tienen el derecho a que su identidad sea debidamente preservada desde el momento de su nacimiento (Art. 8 de la Convención de los derechos del niño de las Naciones Unidas). Los procedimientos de identificación son cruciales para evitar el intercambio de bebés, combatir la trata y/o la adopción ilegal y, sin embargo, sabemos que, con relación a las huellas dactilares, el tamaño de las crestas dermopapilares y sus cambios con la edad, son factores que afectan al proceso de identificación. Aunque la formación de las crestas dermopapilares ocurre muy tempranamente en el desarrollo prenatal, considerándose que al sexto mes de gestación están desarrolladas completamente, la obtención de las huellas dactilares de los recién nacidos entraña muchas dificultades que, hoy en día, todavía no han sido resueltas.
Por otro lado, aunque actualmente no se puede viajar fuera del país con niños menores de edad que no estén identificados por un documento de identidad o pasaporte, en los menores de dos años, el registro asociado a estos documentos no contiene huellas dactilares que puedan permitir su posterior identificación. La norma adoptada hasta la fecha ha sido la de no reseñar a los menores de dos años debido a la dificultad de obtener impresiones de calidad, por lo que, en el momento actual, el único dato biométrico que contienen esos documentos es una fotografía que dificulta su identificación en cortos periodos de tiempo, durante los que se produce un rápido crecimiento cefalofacial.
Por ello, desde la Antropología Biológica el objetivo de nuestro trabajo de investigación es conocer la variabilidad que presentan las pequeñas particularidades, denominadas «minutiae» o «puntos característicos», a lo largo del recorrido de las crestas dermopapilares sobre las superficies dactilares y palmares. Un segundo objetivo es establecer las diferencias sexuales que presentan y las variaciones que se producen durante el periodo de crecimiento en la anchura de las crestas. Para ello, es necesario la optimización de la metodología que permita obtener la impresión del área más adecuada, por su más temprana visualización y mayor calidad, con el fin de posibilitar la identificación, tanto de los recién nacidos, como de los menores de dos años. [Esperanza Gutiérrez Redomero]