La enfermedades olvidadas de la selva
Las enfermedades infecciosas desatendidas u olvidadas (EID), son un conjunto de enfermedades infecciosas que afectan principalmente a las poblaciones más pobres. Son asociadas al inadecuado acceso a los servicios de salud, educación, al agua segura y el saneamiento básico, y por no recibir suficiente atención, pese a que la mayoría son tratables y pueden curarse con medicamentos asequibles y de bajo costo.
La Amazonía concentra una alta prevalencia de enfermedades infecciosas desatendidas como geohelmintiasis; según datos de un informe del Ministerio de Salud y Protección Social colombiano de 2015, el 58% de la población en la región tiene Ascaris lumbricoides y 50% tiene Trichuris trichiura. Asimismo, como lo reporta el Instituto Nacional de Salud, la prevalencia de formas activas de tracoma ocular en el departamento del Vaupés está por encima del 20%.
Estas enfermedades tienen consecuencias crónicas en los individuos y en las comunidades ya que pueden afectar el crecimiento, el desarrollo físico e intelectual y la capacidad de aprendizaje, lo cual a su vez disminuye la productividad laboral. Algunas pueden generar desfiguración física y estigmatización social, otras como el tracoma pueden ocasionar ceguera que se convierte en un factor de riesgo para muertes tempranas en la selva, muchas veces asociadas a caídas y/o mordeduras de serpientes.
El reto en la región amazónica no es la falta de agua, como ocurre en otros territorios mundiales, como África Subsahariana. En la selva húmeda tropical se debe trabajar en la potabilización del agua, en hábitos de higiene y en acercar los servicios de salud, pero especialmente se debe trabajar en entender la visión local de las enfermedades y desarrollar estrategias conjuntas para su prevención y manejo aprovechando los recursos locales para ello.