Instrumentos de sociedades metalúrgicas complejas

Como instrumentos son idiófonos (es decir, que vibran al percutir una superficie generalmente curva con un segundo elemento del mismo material, madera, metal, cerámica) cuya vibración requiere el metal, bronce o hierro, lo que fecharía su nacimiento en una época histórica relativamente reciente, unos dos milenios antes de nuestra era, probablemente en la Edad del Bronce, en sociedades complejas con necesidades de comunicación más sofisticadas que las de los grupos tribales de cazadores-recolectores o de agricultores tempranos.

Desde sus inicios, el sonido de la campana (o de la campanilla) parece haber estado asociado a reclamar atención y a convocar tanto en la vida religiosa como en la cotidiana en sociedades metalúrgicas complejas.

Sabemos del uso de campanas en época romana y anterior, aunque solo conocemos campanitas a modo de cascabeles y las campanillas, el tintinabulum. Desconocemos si las hubo de mayor tamaño ya que el metal era caro y se reutilizaba. Hasta hace poco las campanas se fundían para hacer otras nuevas.  En los Museos de Arte Romano de Mérida y Tarragona se conservan campanillas romanas.

El sonido de idiófono de la campana se diferencia claramente del silbo de los aerófonos o instrumentos soplados como los cornetines, usados para la comunicación en la guerra, siendo el silbo un sistema de comunicación aparentemente más antiguo que el de las campanas que requieren la percusión de dos elementos de metal, elemento tardío en la historia. Todavía hoy el silbido convoca y coordina a un grupo pequeño que actúa de común acuerdo con un objetivo y las cornetas marcan los más amplios movimientos militares, mientras las campanas y otros idiófonos llaman y marcan los ritmos festivos de la sociedad en general.