‘Homo sapiens’: por el momento, un primate con un ciclo vital exclusivo
El desarrollo de los dientes en especies homininas extinguidas ha mostrado su potencial para aproximarnos a la evolución del ciclo vital en la genealogía humana. La comunidad científica acepta que los homininos de finales del Mioceno, el Plioceno y el primer tercio del Pleistoceno Inferior (hace entre 7,0 y 2,0 millones de años) tuvieron un crecimiento y un desarrollo similar al de los actuales homínidos no humanos, chimpancés, gorilas y orangutanes. Es más, el tránsito hacia homininos con aspecto más humanos, como los atribuidos a Homo ergaster/erectus, pudo producirse sin cambios sustanciales en su ciclo vital. Es muy probable que este ciclo comenzara a tener una mayor extensión temporal hace un millón de años, y quizá no en todas las especies de homininos.
Hoy en día se discute si Homo neanderthalensis y otras especies contemporáneas tuvieron ya un ciclo vital tan prolongado como el nuestro. Es muy posible que así fuera, como podría derivarse de los resultados del análisis del juvenil de El Sidrón, Sidrón J1. No obstante, los datos que ofrece la dentición y otras partes esqueléticas no han aclarado si el patrón de desarrollo de estas especies fue o no similar al de Homo sapiens. En otras palabras, ningún estudio ha permitido demostrar la existencia de la niñez y la adolescencia en especies extinguidas. No es posible afirmar que un desarrollo prolongado (como el que podría tener ya Sidrón J1) implique necesariamente la diferenciación de la infancia en un período inicial y en una niñez prolongada (la iniciada ya, con cuatro años de edad, por el futuro Luis XV de Francia, el niño que aparece junto a un primate en la imagen superior), así como las pautas de crecimiento que caracterizan la adolescencia, exclusivas de nuestra especie.
En ese sentido, mientras no surjan esos datos de las investigaciones, debemos seguir afirmando que nuestro ciclo vital es único entre los primates vivos y extinguidos. [José María Bermúdez de Castro]