Estrategia mundial para la salud de la mujer, infancia y adolescencia

Estrategia mundial para la salud de la mujer, infancia y adolescencia
1930 h. Mujer amamantando a su criatura. La lactancia materna proporciona la dieta más adecuada para las necesidades nutricionales y capacidades fisiológicas de asimilación en esa etapa. Nuestra «huella evolutiva» sitúa la edad de destete en un promedio de 2,3 años. La constatación clínica de esa realidad por la OMS determinó, entre otras cosas, la inclusión de indicadores sobre lactancia en el ODS-3 de Salud. Sin embargo, en 2018, solo el 36% de las mujeres de nuestra especie amamanta en exclusiva a sus hijos durante seis meses © Museo de Historia de Madrid

Estrategia mundial para la salud de la mujer, infancia y adolescencia

El modelo de ciclo vital permite comprender la acción de los tres principales determinantes ambientales de la salud (nutrición, agua y sanitarios, y acceso a servicios de salud gratuitos) sobre la expresión saludable de los procesos biológicos en las diferentes etapas de la vida. El ritmo de transformación de los determinantes ambientales de la salud solo ha avanzado significativamente en una minoría de países prósperos, frente a avances parciales, algunos muy importantes, en cada uno de esos niveles, ocurridos en el resto de los países. El resultado se refleja tanto en la variabilidad como en la desigualdad expresada por los ciclos vitales de sus poblaciones.

La aproximación de ciclo vital característica de los planteamientos de la Bioantropología y de la Ecología humana fue tempranamente incorporada por OMS y posteriormente reforzada a través del documento  Estrategia Mundial para la salud  de la mujer, el niño y el adolescente (2016-2030), asociada a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Su cumplimiento requiere nuevos enfoques basados en evidencias y respaldados por mecanismos de financiación innovadores y sostenibles.

El desarrollo de la estrategia define dos objetivos para las dos fases de actuación propuestas. En la primera, se plantea  la eliminación del riesgo de sufrir muertes prevenibles causadas por las condiciones de los lugares donde viven, que afectan de manera diferencial a mujeres, niñas y niños, adolescentes, y personas adultas. En la segunda, se pretende transformar las sociedades de manera que todas las personas de todos los lugares y en todas las etapas de sus vidas alcancen un estado biológico óptimo, que el objetivo final de este documento y los ODS definen como «máximo grado de salud y bienestar».

Lograr el cumplimiento de esos objetivos de salud permitirá alcanzar los grandes beneficios sociales, demográficos y económicos establecidos en las metas de los seis primeros ODS. Las metas e indicadores los seis primeros ODS se asocian con nuestras necesidades básicas como especie, concentrándose en los ODS2 (hambre), ODS3 (salud), ODS5 (género) y ODS6 (agua). Su análisis permite evaluar el progreso en salud desde los primeros momentos de la vida hasta el final de la adolescencia, así como sus posteriores efectos acumulativos en la etapa reproductiva y la vejez. Los  indicadores propuestos informan sobre la manera de nacer, crecer, madurar, reproducirse y envejecer, las causas y edades de enfermar y morir —revisadas a continuación—, y los medios de protección y curación (aislamiento, sistema sanitario, vacunas, antibióticos) que son los aspectos de nuestra biología que, en última instancia, determinan las características demográficas de las poblaciones (su estructura por edad y sexo y  potencial de crecimiento). [Cristina Bernis]