El poder de ratas y roedores en las creencias populares
III. Animales asociados a la magia
El monumento de la imagen incluye imágenes de un perro que derriba una cesta de fruta llevada por una especie de querubín; un grifo que ataca a un toro; y un roedor que devora lo que parece ser fruta (la figura que se comenta), escenas que indican predominantemente orden alterado, caos y acontecimientos inesperados. Al otro lado del altar, se lee una historia real: Acte, la esclava liberta de Eufrosino, su esposa y madre de Junia, huyó con Zósimo, su amante y esclavo. La inscripción sugiere que se utilizó algún tipo de poción para enfermar al marido de Acte y se la describe como una venenaria. En consecuencia, Acte puede ser identificada inicialmente como una mujer que conoce, hace uso, vende o distribuye venenos. El marido de Acte cayó enfermo, lo que refuerza la idea de que la droga que ella administraba tenía algún efecto. La relación entre adulterio y envenenamiento era intrínseca en el imaginario romano, tanto en las clases bajas como en las altas, de modo que la acusación de uno de estos delitos implicaba la mayoría de las veces la acusación del otro.
En cuanto a la representación de ratas y roedores, en el Antiguo Egipto estos animales representaban una dualidad que persistió en la cultura grecorromana: podían significar armas de los dioses o ser un castigo; vida y muerte; lo natural y lo sobrenatural. Se los consideraba valientes guerreros, con relatos diversos en los que ayudaban a derrotar ejércitos. Asociados a la magia, la profecía y la inmortalidad, podían significar tanto la fertilidad y la abundancia como la enfermedad, la miseria y la destrucción. Como aquí roe un fruto grande, la rata puede referirse a la intervención de Acte con su poción, pero también puede relacionarse con la búsqueda de justicia y venganza: las ratas también eran consideradas vengadoras, al encabezar las derrotas contra varios ejércitos antiguos. Por tanto, Eufrosino podría haber utilizado la tumba funeraria de Junia y adornarla con una rata precisamente para invocar la ayuda de su espíritu vengativo.
Sarah Tolfo