Diversificación de estrategias adaptativas e historias de vida
Los beneficios adaptativos de la encefalización primate son el incremento del período reproductor y su eficacia en relación con la supervivencia de las crías. Estos beneficios han de superar los costes asociados a hacer crecer y madurar grandes cerebros relativos, no solo en relación a su demanda energética sino al tiempo requerido, que hace que la maduración sexual se postergue: «[…] the link between brain size and life history is caused by a balance between the costs of growing a brain and the survival benefits the brain provides» (p.568), resumen Nancy L. Barrickman y coautores en su trabajo de 2008, un excelente análisis con datos vitales de primates en libertad. En los primates el tamaño cerebral relativo predice mejor que el tamaño corporal la duración de las etapas del ciclo vital, tanto prerrepoductivas (salvo la lactancia) como adulta: la duración del conjunto del ciclo vital está significativamente correlacionadas con la encefalización.
Como ha puesto de manifiesto Steven Leigh en sus trabajos, los patrones de crecimiento cerebral en primates son muy diversos (con tasas y duraciones distintas a lo largo de las etapas fetal y posnatal de crecimiento) y, con ello, sus historias de vida. Esta puede ser la razón por la que la lactancia no se correlaciona con el tamaño cerebral relativo pero sí la duración de la gestación y del período juvenil, así como con el conjunto del período postnatal hasta la maduración sexual. Durante el periodo juvenil (marcado por la erupción del primer molar permanente) el cerebro ha terminado prácticamente de crecer en tamaño, pero madurará a través de los procesos de sinaptogénesis (establecimiento las conexiones entre neuronas y otras células del sistema nervioso) y mielinización (recubrimiento de los axones con mielina, esencial en la conectividad), que están modulados plásticamente por la experiencia. Es un período de aprendizaje social.
Estos resultados ponen de manifiesto la diversificación de estrategias adaptativas con las que los primates satisfacen la demanda energética del crecimiento cerebral, según propone la «Hipótesis de energía materna» de Martin y hemos tratado en Historias de vida y ciclos vitales en primates no humanos. Esta diversidad de estrategias se traslada igualmente a la diversificación social, con cuya complejidad también parece asociada el grado de encefalización entre los primates («Hipótesis del cerebro social», de Dunbar) y que podemos evocar en la imagen superior al apreciar el pequeño primate amazónico que sujeta Magdalena Ruiz (anciana criada de la infanta retratada), un «tití cabeza de algodón» (Saguinus oedipus). Este primate ha desarrollado una estrategia de maximización reproductiva basada en la adopción secundaria de una camada gemelar, que es soportada por sistemas de crianza cooperativa (uniones poliándricas —dos padres— o la ayuda de hermanas de la madre), una estrategia reproductiva excepcional incluso entre los primates. [Carlos Varea]