Determinantes biológicos, antropometría e indicadores blandos de salud
Las medidas antropométricas y fisiológicas proporcionan indicadores blandos de salud, es decir, no son intrusivos, se recogen en poco tiempo, con bajo coste, y son fácilmente replicables. Los indicadores más utilizados son de tamaño, forma, composición corporal y capacidad funcional. Los cambios en su expresión a lo largo del ciclo de vida y sus tendencias temporales (denominadas “cambios seculares”) permiten reconstruir la salud ambiental y diseñar políticas sanitarias para prever o corregir determinadas situaciones. Su expresión se asocia claramente con factores culturales, de clase y de género que modulan el acceso diferencial a la nutrición, a los cuidados y a la protección contra las infecciones y el trabajo infantil.
Hay mucha y excelente información sobre las tendencias de estos indicadores en las etapas de crecimiento. En 2016, la proporción de menores de cinco años que presentan retraso en crecimiento (talla baja para edad), varía del 59,3% en Afganistán al 1,3% en Alemania. En la India el 38,7% de los menores de 5 años presnta talla baja para edad, pero en las edades de 5 a 9 años, este país presenta las mayores tasas mundiales de bajo peso para edad, (27%), y es uno de los pocos países del mundo done la tasa de desnutrición es mayor en niñas (29,8%) que en niños (24,5).
En las mujeres se amplían con información específica sobre la función reproductora (edades de su inicio y finalización, características de los ciclos ováricos, etc.). Menos abundante, pero igualmente necesaria, es la información sobre tendencias temporales en indicadores de envejecimiento, especialmente aquellos que miden la capacidad funcional, como la fuerza manual (Dinamometría) o la capacidad vital (Espirometría).