Control de las enfermedades infecciosas: del éxito de la medicación a la resistencia por la medicalización
La mejora de las condiciones nutricionales, higiénicas y económicas de las poblaciones modernas y el descubrimiento de vacunas y antibióticos determinaron una importante reducción de las enfermedades trasmisibles como principales causas de muerte en todos los grupos de edad. Las vacunaciones utilizadas como medicación preventiva para reducir las muertes por causas infecciosas redujeron las muertes infantiles en todas las poblaciones, incluidas las de África subsahariana, donde se mantienen las menores tasas de vacunación, muy especialmente para el sarampión.
La meta 3.2 del ODS3 establece reducir para 2030 las muertes prevenibles del recién nacido por debajo de 12/1.000, y las de menores de cinco años por debajo de 25/1.000, y propone dos indicadores relacionados con vacunación: el porcentaje de niños y niñas menores de un año no vacunados de sarampión, y de no vacunados de la Triple (DPT). En los países más pobres, a pesar la mejora en vacunaciones y en atención primaria, casi una cuarta parte de las muertes todavía corresponde a condiciones perinatales y a cuatro enfermedades transmisibles (diarreas, SIDA, tuberculosis y malaria).
Los antibióticos son medicamentos específicos para tratar en todas las edades las infecciones bacterianas, que durante casi 400 generaciones fueron las principales causas de muerte en nuestra especie. Sin embargo, su uso extensivo, indiscriminado y erróneo generó tempranamente estirpes bacterianas resistentes, identificadas ya a finales del siglo XX. En 2017 OMS publicó una lista de 13 microorganismos prioritarios (12 bacterias y el bacilo de la tuberculosis) que suponen un riesgo creciente para la salud humana por ser resistentes a la mayoría de los tratamientos conocidos, y para los que se necesitan nuevos antibióticos.
La creciente resistencia a los antibióticos está poniendo en riesgo los logros de la medicina moderna, porque aumentan la mortalidad y los costos médicos, al tener que utilizarse fármacos más caros y realizar estancias hospitalarias más prolongadas. Infecciones como la neumonía, la tuberculosis, la septicemia, la sífilis y otras enfermedades de transmisión sexual son cada vez más difíciles —y a veces imposibles— de tratar, a medida que los antibióticos van perdiendo eficacia. Por ejemplo, en España están aumentando las muertes por tuberculosis, y en Brasil e India por sífilis.
La Dra. Brundtland dirigió la OMS entre 1998 y 2003. Su mensaje de aquellos años, Contengamos la resistencia microbiana, resume muy bien —más de una década después— lo que se ilustra a continuación. [Cristina Bernis]