Chalés, casas baratas y chozas

Chalés, casas baratas y chozas
1958 (arriba). Fachada principal de la vivienda del ingeniero. ‘Tercer proyecto reformado (línea eléctrica, viviendas y caminos)', por Vicente Aycart Benzo. 1954 (abajo). Semiplanta de alzados de las ‘casas baratas’, tomado de 'Proyecto de obras complementarias de viviendas para obreros', obra de Vicente Aycart Benzo. Documentos de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. Archivo del pantano de Los Hurones (Cádiz). Fotografías de Juan Carrasco © Juan Carrasco

Chalés, casas baratas y chozas

Las familias que posibilitaron la construcción de la presa y vivieron cerca de ésta habitaron tres tipos de viviendas. Aguas arriba y aguas abajo de la presa las recién llegadas se construían chozas. Aguas arriba, en la zona que sería embalsada, había también dos grupos de viviendas llamadas casas baratas. Y aguas abajo, junto a la obra de la presa, estaba el poblado construido entre 1949 y 1953, formado por 46 viviendas.

Como muestra la fotografía, las casas baratas eran pequeñas viviendas en forma de ele, de techo raso y con tres espacios. Estaban adosadas en doble hilera, con algunos lavabos, duchas y letrinas en los extremos de las mismas. «En la casa no había agua corriente y no había cocina; se cocinaba con carbón en una chimenea del comedor. Yo fregaba los platos afuera en un lebrillo y con la panera lavaba la ropa», explica María Fernández (San José del Valle, 1949).

En la parte más alta del poblado junto a la presa y apartadas de éste, había dos viviendas estilo chalé diseñadas expresamente para la administración y para la familia del ingeniero jefe (cuyo alzado se muestra en la fotografía), y una para los guardeses de estas dos viviendas. Abajo estaban las viviendas para otros ingenieros y peritos; y un tercer grupo para capataces y obreros con puestos de confianza o preparación técnica, que tenían tres habitaciones, comedor, aseo, cocina y patio con pila para lavar. Muchas personas entrevistadas subrayan el impacto que les causó habitar por primera vez una casa con cocina y baño.

A medida que una persona progresaba en sus condiciones laborales y en la confianza por los cargos en la obra, ganaba en oportunidades para ocupar una vivienda entre las Casas Baratas o en el poblado junto a la presa. Un recorrido común es el de Pepita Blanco (Algar, 1934): «Vivíamos en una choza. En cuanto tuve la edad mínima me contrataron en el pantano y nos trasladamos a las casas baratas. Año y pico después hablé con el ingeniero para que nos dieran una casa en el poblado. Cuando me casé ya no me pertenecía la casa».