Sostenibilidad y cooperación en femenino

Aunar la lucha contra la pobreza rural con la promoción de la igualdad de género y la sostenibilidad ambiental es una de las principales estrategias que se desarrollan en la actualidad con un doble objetivo: mejorar la situación de las mujeres y de sus familias a través de trabajos remunerados de conservación medioambiental y frenar la migración a los suburbios urbanos sin infraestructuras y con escasas posibilidades de empleo. Organismos internacionales y ONG reconocieron ya a finales del siglo XX el papel de las mujeres como gestoras de la sostenibilidad, iniciando entonces una triple estrategia para aunar la lucha contra la pobreza con la promoción de la igualdad de género y la sostenibilidad ambiental. Con ello se pretendía mejorar la situación de las mujeres y de sus familias a través de trabajos remunerados de conservación medioambiental.

Erradicar la pobreza del mundo rural y de sus mujeres en concreto requiere suprimir la situación subordinada que padecen, que obstaculiza su participación social y política. Ello implica, entre otras cosas, reconocer legalmente la propiedad de las tierras que trabajan, reconocer la responsabilidad de su gestión y de los beneficios que generan, de sus derechos para su uso, aprovechamiento y comercialización. Gobiernos nacionales y locales apoyan esta estrategia con diferente compromiso y nivel de éxito, dado que requiere cambios en la legislación, en la financiación y en la educación ciudadana.

Durante las últimas décadas se ha progresado lentamente al generarse nuevas legislaciones sobre tenencia y manejo de tierras agrícolas en países de ingresos bajos. Pero la experiencia demuestra que la promulgación de leyes es una necesidad y un avance, pero que su cumplimiento no está garantizado. Un creciente número de organizaciones han comenzado a financiar proyectos ambientales para luchar contra la pobreza y promocionar a las mujeres