COVID-19, Derechos de la Infancia y Agenda 2030
La pandemia producida por la COVID-19, que ha afectado a todo el mundo en 2020, ha tenido un gran impacto sobre los Derechos de la Infancia. La suspensión de la actividad docente presencial derivada del confinamiento decretado en muchos países del mundo, como una medida eficaz para evitar los contagios, ha supuesto no solamente la posibilidad de que muchos niños y niñas vean ralentizados sus aprendizajes escolares, especialmente aquellos que proceden de entornos más vulnerables, si no también que dejen de estar protegidos y que pierdan la posibilidad de alcanzar mejores condiciones de vida, por el efecto que la escuela tiene como herramienta de compensación de las desigualdades sociales. Si no se adoptan medidas urgentes esta emergencia sanitaria puede convertirse en una crisis mundial de los Derechos de la Infancia. En palabras del Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterres, la pandemia generada por la COVID-19 afecta a los niños y niñas llevándolos a la pobreza, impidiendo su aprendizaje, amenazando su supervivencia y su salud, y poniendo en riesgo su alimentación y su seguridad. Es necesario adoptar medidas encaminadas a dar una atención prioritaria a la infancia en el diseño de políticas públicas, que reduzcan la desigualdad y aumenten la inversión para garantizar el acceso de todos los niños y niñas a los servicios básicos, que permitan paliar las consecuencias de la crisis sanitaria, económica y social producida por la COVID-19. Actuando de este modo no sólo se cumplirá con los objetivos de la Agenda 2030 si no que se crearán sociedades más resilientes y mejor preparadas para afrontar nuevas crisis que, sin duda, antes o después llegarán.