Gestión tradicional de recursos naturales: el agdal

Gestión tradicional de recursos naturales: el agdal
2016. Relación entre creencias religiosas y el uso de pastos de montaña  © Human Ecology an interdisciplinary Journal, Volume 38, Imagen de portada.

Gestión tradicional de recursos naturales: el agdal

El agdal amazig/berebere es un sistema tradicional de gestión de los recursos naturales que existe de forma resiliente desde hace siglos y probablemente milenios a lo largo y ancho del Norte de África, y por ello merece ser estudiado desde un punto de vista especialmente transdisciplinar cruzando ciencias naturales y ciencias sociales como hacemos en la Ecología Humana. El agdal, es la prohibición estacional para acceder a un espacio o recurso natural (una especie de barbecho para asegurar un descanso mínimo a los recursos renovables). Y el territorio del Yagur donde se ubica esta fotografía tomada por Nicolas Montes en compañía de Pablo Dominguez y el equipo franco-hispano-marroquí del proyecto “agdal”, es un espacio pastoril situado a 50 Km al sudeste de Marrakech entre 2.000 y 3.600 m de altitud, que es gobernado colectivamente por una gran parte de la tribu Mesioua. En el caso concreto del Yagur, el agdal que allí se establece prohíbe pastorear durante aproximadamente tres meses a partir del 28 de marzo, coincidiendo con la primavera local. El objetivo de esta prohibición centenaria es permitir la floración, la fecundación, la producción de semillas nuevas y la reconstitución de las reservas de especies vegetales durante el periodo más sensible de su crecimiento, así como la maximización de la producción de pasto y un acceso igualitario a dichos recursos pastoriles puesto que las fechas y reglas de acceso se deciden colectivamente entre todos los usuarios del pool común.

Al mismo tiempo, focalizarnos solo sobre el lado productivo de los agdales no sería completo. Más allá de la idea de una herramienta agroeconómica, el agdal es un elemento cultural alrededor del cual gira también todo un sistema de referencias simbólicas, religiosas, éticas y estéticas, que transforman el agdal en un reflejo fiel de una cultura amazig de montaña y lo convierten en un hecho social total. De hecho, la regulación ritual del agal solía constituir una gran parte de este sistema, siendo las prohibiciones anuales del agdal a menudo anunciadas y legitimadas por los descendientes de santos, a los que incluso se hacían ofrendas de bolsas de cereales, mantequilla, cuscús o sacrificios de ganado, quienes a su vez compartían los productos con todos los visitantes y distribuían baraka (bendición divina) entre los practicantes del ritual.

 

Pablo Domínguez. Ecólogo Humano. CRNS, Touluse